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DaMSeL

Una de chistes!

Esto...ajá

Estimada señorita,

Apasionado y hondamente la quiero a Ud. jo-
ven hermosa, como es natural yo deseo proce-
der con toda prontitud y eficacia al fin de pre-
sentarla luego al altar de la iglesia y no enga-
ñarla vilmente, pues pienso que es usted la mas pu-
ra y el modelo inevitable y mujer buena y cas-
ta que pueda haber existido.
Asimismo, deseo depositar en usted todo el se-
creto de mi alma e impedir que mis venas se que-
men con ardiente pasión y despue's de haber for-
malizado nuestras relaciones y haber comu-
nicado a su madrecita y hermanitas, quedaría mi ver-
dadera pasion correspondida al fin de que la ha-
ga muy feliz ante tanta emoción.
La verdad le digo que el más afortunado cu-
pido, mirandonos con tan ardiente anhe-
lo, envidiaría nuestra dicha pues creáme que el co-
nocer la felicidad matrimonial que desea toda mu-
jer es lo más importante en la vida.

Bueno, ahora leed solo las lineas impares en cada parrafo...

POR QUE LOS HOMBRES HACEN PIPI DE PIE ?

POR QUE LOS HOMBRES HACEN PIPI DE PIE ? Parece que Dios ya estaba acabando de crear el universo,
pero todavía le quedaban un par de cosas por repartir,
así que decidió hablar con Adán y Eva.

Les dijo que una de las cosas que aún le quedaban
era algo que permitiría, a quien lo tuviera, hacer pipí estando de pie.
"Realmente es algo muy útil", les dijo Dios,
"y estaba pensando si les interesaría a alguno de ustedes".

Adán empezó a dar saltos y le rogó,
"¡Yo quiero eso! ¡Dámelo a mí, porque yo sé cómo usarlo!
Me parece que es justo la clase de cosa que un hombre debe poder hacer.
¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favoooooor! ¡Yo quiero eso!".
Y seguía pidiendo, mientras tiraba una de las mangas de la túnica de Dios.

Eva sonrió al ver esa escena y le dijo a Dios
que si Adán deseaba tanto eso, debería dárselo a él.
Así que Dios le dio a Adán
la cosa que le permitiría hacer pipí de pie, y que lo tenía tan emocionado.
Apenas lo recibió, Adán fue corriendo a probarlo sobre un árbol,
y después escribió su Nombre en la arena,
mientras reía a carcajadas,
encantado de lo que podía hacer con su regalo.

Dios y Eva lo estuvieron mirando un rato,
y entonces Dios le dijo a Eva,
"Bien, aquí tienes la otra cosa que tengo para repartir,
y que creo que te pertenece.
"¿Y cómo se llama?", preguntó Eva.

"Cerebro", dijo Dios."